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El Salvador: La desgarradora súplica de una familia venezolana a Bukele por la deportación de un joven inocente

 


 

San Salvador, El Salvador - En medio de la oleada de deportaciones de venezolanos a El Salvador, una familia se encuentra sumida en la angustia por la situación de uno de sus miembros, deportado sin explicación alguna a un país desconocido para él. Jhoanna Sanguino, tía de Widmer Josneyder Agelviz Sanguino, de 24 años, no solo se enfrenta a la incertidumbre por el destino de su sobrino, sino también a la impotencia ante un sistema que parece ignorar las historias humanas detrás de las cifras de deportación.

 

Widmer Josneyder llegó a Estados Unidos en busca de una vida mejor, buscando asilo bajo el respaldo de ACNUR y OIM, organizaciones que gestionan programas de movilidad segura. Para él y su familia, la llegada a Houston fue sinónimo de esperanza, un rayo de luz en medio de la crisis que azotaba Venezuela. Sin embargo, su sueño se convirtió en pesadilla cuando fue detenido por las autoridades estadounidenses y deportado a El Salvador, un país que nunca había pisado y del que nada sabía.

 

"No sabemos nada de su estado de salud, en ese momento estaba haciendo mucho frío en Estados Unidos, y venía presentando un cuadro viral (...) No sabemos si está recibiendo asistencia médica o si lo están alimentando", explica Jhoanna Sanguino, con la voz entrecortada por la preocupación.

 

Su última comunicación con Widmer Josneyder fue una llamada llena de angustia. Él le relataba que le habían cambiado su uniforme a un color rojo y que no entendía por qué lo estaban deportando. Jhoanna, firme en su convicción de que su sobrino nunca ha cometido una injusticia, clama por una revisión de su caso: "Él siempre ha sido un joven lleno de valores. Jamás ha tenido problemas con la ley. Es inexplicable que lo hayan deportado de esta manera”.

 

La familia se encuentra en un limbo de desesperación. No solo por la falta de información sobre Widmer Josneyder, sino también por el miedo a lo que le pueda estar ocurriendo en un país desconocido y con un sistema penitenciario que presenta serias dudas sobre su trato a los presos. La situación se agrava por la falta de comunicación con su sobrino y la incertidumbre sobre cómo proceder para reclamar su liberación o incluso saber si se encuentra bien.

 

"Presidente, escúcheme, le habla una tía de un joven que está allá lleno de valores y quien nunca ha cometido una injusticia", suplica Jhoanna Sanguino, con la voz llena de lágrimas, dirigiéndose directamente al presidente Nayib Bukele en un intento desesperado por que su caso sea escuchado.

 

La historia de Widmer Josneyder no es aislada. Son cientos de venezolanos que, en busca de un futuro mejor, han terminado deportados a El Salvador sin tener a dónde acudir, ni qué hacer.

 

El caso de Widmer Josneyder se suma a la larga lista de deportaciones de venezolanos a El Salvador, alimentando las críticas a las políticas migratorias de Estados Unidos y las consecuencias que estas tienen para la vida de las personas que buscan una vida mejor.

 

El drama de Widmer Josneyder se convierte en un recordatorio de la fragilidad de la vida de los migrantes y la necesidad de un sistema que les brinde una respuesta humanitaria y justa. Jhoanna Sanguino, y la familia de Widmer Josneyder, claman por respuestas y justicia, esperando que la voz de un joven inocente, deportado a un país desconocido, no se pierda en el silencio de la burocracia.

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