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Gaza: La Guerra que No Tiene Rostro, Pero sí Tiene Nombre: Hind, Omar, Mohammed

 



 

Gaza, Franja de Gaza - El aire está lleno de un silencio lleno de horror. No es la calma de la paz, sino la de la muerte que se apodera de un territorio desgarrado por la guerra. En las últimas dos semanas, la Franja de Gaza ha sido testigo de un nuevo capítulo de violencia, con bombas que caen sobre las casas, las escuelas, los refugios, y con un recuento desgarrador: 876 bebés han perdido la vida.

 

La guerra invisible ha matado a un niño cada 45 minutos, y las cifras son solo la punta del iceberg. El Ministerio de Sanidad de Hamás, que controla Gaza, ha publicado una lista de víctimas que se extiende por más de 1.500 páginas, incluyendo los nombres de más de 50.000 muertos en el último año y medio. De ellos, 15.613 eran menores de edad.

 

El nombre más conocido en la lista es el de Hind Rajab, una niña de seis años cuya historia conmovió al mundo en enero de 2024. Hind, rodeada de los cadáveres de su familia y con un tanque israelí enfrente, rogaba por ayuda en una llamada telefónica que se viralizó. "De verdad, tengo miedo. ¡Venid!", suplicaba la pequeña Hind, antes de que la última ráfaga de balas de un tanque israelí acallara su voz para siempre.

 

Pero Hind no está sola. Omar Mohammed al Jamasi, un niño que dejó un testamento escrito a mano en un trozo de papel antes de morir en un bombardeo, también es un recuerdo de la cruel realidad que se vive en Gaza. "Los quiero, amigos míos, y espero que no dejen de rezar y que sigan leyendo el Corán y buscando el perdón", escribió Omar, un niño que murió con la inocencia aún viva en sus ojos, pero con la sombra de la guerra sobre su corazón.

 

La historia se repite en cada una de las víctimas: Mohammed Abu Hilal, de un año, murió en un bombardeo sobre Al Mawasi, la zona que Israel había declarado "segura" y "humanitaria", dejando a su padre Alaa en un dolor inconsolable. "Subiste [al cielo] con mamá. Allí tendrás tus juguetes. Vas a estar mucho mejor allá", le decía Alaa, acariciando el cuerpo sin vida de su hijo.

 

Los bombardeos no solo han matado a miles de niños, sino que también han dejado un tsunami de heridos, con miles de ellos perdiendo miembros y sufriendo daños psicológicos permanentes. Gaza, sometida a un bloqueo que dura casi un año y medio, no tiene acceso a la ayuda humanitaria, lo que ha dejado a miles de niños desnutridos y vulnerables a enfermedades prevenibles.

 

En el corazón de esta guerra invisible, donde los niños son las víctimas más vulnerables, surge la pregunta: ¿Hasta cuándo se permitirá que la guerra siga matando a la inocencia? La historia de Hind, Omar, Mohammed y miles de otros niños de Gaza es un llamado a la acción, un recuerdo de que la paz es un derecho que no se puede negociar y una esperanza de que la luz de la vida venza a la oscuridad de la guerra.



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